Se sabía de juicios de consorcios de propietarios contra uno de ellos. O al revés. O de un inquilino contra el dueño. O viceversa, más común. ¿Pero de un barrio contra una casa? Nunca lo había visto. Lo peor es que son barrios, en plural. Más de uno. A ver, releamos. Disculpen la poca fuerza en la tipografía del Centro de Información Judicial, no apta para chicatos en uso de celulares. Pero si agrandan la carátula comprenderán de qué hablo. Y si miran dentro del expediente, más todavía:
«¡Acabáramos!, diría con gusto y risas la mamá asturiana de mi amigo porteño de la infancia.