No, no fue por la pandemia y su consecuente cuarentena. No se confunda, lector. Venía de mucho antes el asunto. Los restaurantes temáticos ya hacía rato que estaban en declive y él, el gangoso de la cámara que los nuclea junto con Mianesas, no fue la excepción. Algún día le iba a tocar a Albóniga. Mianesas estaba en la misma. Pero con ellos era distinto. Eran una franquicia. El tiene su local de toda la vida en Barracas pero pronto irá a remate. Piensa en esa última palabra y es lo único que con suerte va a tener: mate y solo mate, remate. Chau puré de papas, chau arroz. Chau albóndigas. En la última reunión de la cámara se sintió un poco más aliviado y no el único zapallo. El otrora rey de la milanesa contó que ahora es un duque. Parece bueno pero no lo es. Bajó de nivel. Y el del Palacio de la Papa Frita no solo tuvo que mudar su local a uno de la pizzería Ugi’s sino que ahora se dedica a la papa hervida. El único que la viene zafando es el Tano Ravioli. Dice que es porque trabaja con mucho seso.