Sánchez, el réferi perseguido por su propio apellido

Desde que trabajaba como árbitro de fútbol ya padecía el karma que en realidad arrastraba desde el colegio. Pero como era su vocación no era gran problema. Ja, justo la palabra vocación. Sí, porque a Angel Sánchez lo llamaban por duplicado. Ante cada fallo, escuchaba de los capitanes de ambos equipos «Sánchez, Sánchez». Lo mismo los entrenadores. Ni qué hablar de los espectadores. «Sánchez Sánchez» multiplicado por decenas de miles de veces en los grandes estadios. Hasta llegó a preguntarse si no tendría un tercer apellido y no lo sabía: Laputaqueteparió. En pleno apogeo de su carrera fue a un McDonald´s, dio su apellido completo y a los cinco minutos lo llamaron al grito de «Sánchez al cuadrado. Está listo su pedido». Unos burócratas. Había pedido la hamburguesa doble, su favorita. Igual sentía que se lo tenía merecido. Trabajaba el doble que sus colegas. Pero ahora que se había terminado su carrera en el referato y conseguido un trabajo de oficinista volvía el karma, siempre el mismo maldito problema. El pensaba que era por el fútbol pero no. Claro, ahora era una oficina y no una cancha, su tierra natural. No se bancaba que el jefe lo llamara dos veces de impaciente nomás. Tenía diez metros hasta su escritorio pero apenas él se levantaba de su silla el jefe volvía a la carga con el segundo «Sáncheeeez» tras el primer llamado. Lo odiaba. No se olvida que el tipo siempre miraba la mesa y sus papeles pero que al llamado repetido lo buscaba con sus ojos por sobre el marco superior de sus anteojos, con el cuerpo y su cabeza encorvados aún a partir de sus codos sobre la mesa y la maldad cual rayo equis. Le metió un juicio por acoso. Pero lo perdió. Su apellido era precisamente Sánchez Sánchez. Renunció y se resignó a trabajar de doble. En su primera película interpretó en las escenas de riesgo a un árbitro que escapaba de una cancha del conurbano de noche porque el remisero de siempre había estropeado el motor por no cambiar a tiempo la correa de distribución y jamás llegó.