Se supo: Patoruzú vive, colea y tiene su offshore

No se sabe si fueron las influencias de Isidorito desde Buenos Aires o los vientos patagónicos que le venían de más al sur. Lo cierto es que en medio de los mapuches en la tapa de los diarios, él, el tehuelche hacendado que estuvo en Nueva York y de quien pocas o casi nada de noticias teníamos desde la infancia, resulta que está vivito y coleando. Así surge de esta carátula al menos. Y no es porque le hayan intrusado alguna propiedad. Ñancul se encarga de eso.

La AFIP comenzó a seguir la pista a partir del nombre de la firma. Patoruzú le había puesto el de su veloz caballo, Pampero. Un clásico. «Más que los ‘pet évasors’ serían los pelot…», evaluó entre tragos en La Biela el ex juez Julio Cruciani sin poder completar la palabra ante la carcajada de sus contertulios. No fue difícil tirar del hilo y descubrirlo todo. Cayeron uno tras otro. Los «otros» de la carátula. Sus empresas y sus testaferros. Pampero era la punta del iceberg. Vendía más que las bufandas en una zona donde los celulares no tienen señal.

Patora, que en Pampero figuraba como directora suplente, aparecía como dueña de una fábrica de tinturas capilares llamada Carmela. Ese era el nombre del ñandú que había llevado a su hermano en su primera incursión porteña. Lo descubrió y publicó «en exclusiva» el periodista Daniel Santoro, en Clarín. Y la madre adoptiva de ambos, La Chacha, supuestamente presidía una empresa gastronómica llamada Cheese&Cakes, cuando conocida era su debilidad y sapiencia con las empanadas de carne criollas. Patrañas constatables en la historieta. Era todo de Patoruzú. La frutilla del postre fue la pantalla para el lavadero: una agencia de quiniela que lleva como nombre «Ahijuna!». La pericia determinó que ese era el grito mezcla de lamento y furia entre los tehuelches ante la derrota en los juegos de azar. Patoruzú iba al Casino Club de Las Heras, al norte de Santa Cruz. Hay testigos. Entre ellos, el propio Isidoro Cañones, a la sazón el jefe de los croupiers.

La carátula no lo dice, pero a Patoruzú Casación le bochó el recurso extraordinario. Irá entonces a la Corte en queja, con las boleadoras en el maletín y su pelo atado de yuppie.

NdR, pregunta: ¿Por qué Patoruzú lleva un nombre de indudable origen litoraleño si es que era de la Patagonia? Lectores, ayuda, por favor. No lo conocí a Dante Quinterno más que por leer sus historietas de niño.