La denuncia del día: en nombre de los espías

El más famoso de los espías criollos, Antonio Horacio Stiuso, siempre fue conocido como Jaime Stiles, su nombre de cobertura puesto al ingresar a la ex Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE) en 1972. Incluso los principales medios siguieron llamándolo de manera confusa después que su identidad fuera develada en el primer juicio oral por lo que se convirtió casi en su razón de ser en el espionaje real: el atentado de 1994 contra la AMIA. Jaime Stiuso era y es el nombre por el que aún más se lo conoce, incluso para Wikipedia. Mitad apodo, mitad real. Pero su nombre real y completo (Antonio Horacio Stiuso) figuró luego en varias denuncias que hizo y, sobre todo, en la causa por la muerte del fiscal Alberto Nisman, su alter ego judicial aparecido muerto con un balazo en la cabeza el 18 de enero de 1995 en el baño del departamento en el que vivía. Sin embargo, para algunos su nombre sigue en una nebulosa. Recuerdo haber escrito una nota sobre los espías, sus nombres y su actividad ¿de por vida? en el diario Clarín, a propósito del juicio AMIA, y me preguntaba algo así si su actividad no es como una mancha venenosa indeleble, más allá de los nombres.

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