El secretismo sobre la Sputnik-V parece de película y en exceso para una fórmula.

No es la fórmula de la Coca-Cola aunque también se entiende al tratarse de una solución a la muerte en una lucha geopolítica comercial para mitigar una pandemia que ya lleva un año declarada como tal. Pero el secreto alrededor de la llamada «vacuna rusa» contra el coronavirus Covid-19 pareciera exceder el sentido común y pasar al campo del secretismo. Al menos en este blog la saga inició con el precontrato entregado a la Justicia bajo siete llaves por un laboratorio en concurso de acreedores y que aún no está del todo claro si permanece en el negocio. Pero luego escaló a pedidos de informes al Poder Ejecutivo en el Legislativo y hasta denuncias penales en Comodoro Py.
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