Mirar al costado mientras las balas ¿pasan?

Alberto Fernández, en la mira judicial por las visitas a Olivos en cuarentena.

La foto es fortuita pero cae como anillo al dedo. Cuando vi el resultado de la captura de TV no era lo que planeaba. El tipo estaba mirando al costado. Y no escuchando una pregunta, como pareciera, sino hablando él. Seguramente enfocaba a alguien de la platea funcionaria. No precisamente a su pareja, Fabiola Yáñez, porque ella no estaba allí en el acto. Pero segundos después el presidente Alberto Fernández a ella culparía por el escándalo más incómodo de su gobierno y para colmo en campaña electoral: el infractor festejo de su cumpleaños en plena cuarentena. El de ella, no el de él, que bien podría haber sido algo parecido. Mientras él hablaba en público una nueva denuncia en su contra ya se había presentado en los tribunales de Comodoro Py y el fiscal a cargo del «Olivosgate», Ramiro González, ordenaba medidas de prueba que lo involucran. El Presidente bajo investigación.

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Con los ojos puestos en la Corte, Cristina Fernández apuntó a tres jueces en el Senado.

Si sus contados statements (declaraciones) son sus apariciones en Twitter -cierto pero no del todo- no es muy difícil deducir que su último mensaje por esa red social refleja cuánta importancia les da la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner a sus serios problemas judiciales. Y vuelve a abrir el interrogante sobre cuánto influyen sus cuestiones personales en las cuestiones de gobierno, algo marcado por la oposición de Juntos por el Cambio. Y a poner sobre el tapete una situación sin comparación en la historia institucional argentina y señalada en este espacio desde la definición de las candidaturas presidenciales en abril del año pasado: la elección de un postulante con serias sospechas de corrupción durante su anterior paso por el poder bajo el escrutinio de la Justicia de un Estado del que esa misma persona forma ahora parte como vicepresidente de la Nación y presidente del Senado. Si es un acápite no declarado de la herencia de su fallecido esposo poco importa ello a los efectos.

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Un crimen, la historia patagónica y mil palabras al viento

Sale a subasta una versión nunca vista de «El resplandor»
Jack Nicholson, en El Resplandor. Enloqueció al cuidar un hotel vacío en invierno.

A veces, sino la mayoría de ellas, para resolver un crimen no hace falta más que ir a la hipótesis más simple. Quizás con menor regularidad, la fórmula también funciona para entender importantes decisiones políticas o solucionar de la vía más directa el más acuciante problema personal que se tenga. El homicidio en El Calafate de Fabián Gutiérrez, el millonario ex secretario privado del multimillonario matrimonio Kirchner, parecería ser uno de estos casos donde la simpleza vence al caleidoscopio. Pero con un valor agregado no muy rebuscado.

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