Henry desciende de ingleses. Y aún maldice a esos ignorantes de la Aduana que anotaron a su bisabuelo como Henrry, con dos R. En cada documento y papelucho burocrático que debe completar se topa con ese yerro y en lugar de disminuir su indignación crece. «Brutos», dice. El asunto es que un poco por su ascendencia y otro poco porque es terraplanista, Henry (acá lo escribiremos correctamente para no enfadarlo) no festeja el 12 de octubre. No cree en él. Para él no hay feriado. Trabaja igual. En pandemia o pospandemia o prepandemia siempre fue así. Desde el día que lo decidió, allá por sus veintipocos y cuando era medio anarquista y escuchaba a los Sex Pistols. Un día, ya más adulto, llevó al extremo el asunto y lo judicializó. Sí, le hizo un juicio civil al día. Al 12 de octubre. Quiere que lo excluyan del listado anual de feriados. Y arrastró en la demanda a otros terraplanistas descendientes de ingleses, como él. El otro día me lo crucé en la 9 de Julio. Me dijo que estaba pensando en un nuevo juicio.