Y llegó el día D: TV or not TV

Bien podría ser la letra en mayúscula y solita al final de la primera parte del título por el «d»esembarco del futuro gobierno que la tendrá en un eje todavía desconocido aunque se presume en primera línea o bien por la «d»eclaración que finalmente prestará hoy lunes como acusada por primera vez ante un tribunal de juicio, el Nro 2 de los federales de Comodoro Py.

Más allá del título, anecdótico y obviamente nacido de la referencia al inicio de la reconquista europea por parte de las fuerzas aliadas ante la locura nazi, lo cierto es que llegó el día en que una ex presidenta que dejó ese cargo cuatro años atrás se presentará a declarar como acusada en un juicio por presunta corrupción en la situación de vicepresidenta electa de un gobierno que comenzará dentro de ocho días. Un hecho institucional de relevancia para juezyparte.com, como el eslogan de este sitio, «los tres poderes del Estado en un solo lugar»: la ex titular del Ejecutivo y la electa titular del legislador Senado al mismo tiempo ante los jueces en situación de defensa penal por hechos de presunta corrupción en instancia de juicio. Bien telegráfica, la descripción.

De Cristina Fernández, viuda de Kirchner, obviamente hablamos. Vaya si tenía importancia para ella esta desdichosa situación que el día previo al acto que pidió que fuera televisado en directo pero que no lo será eligió las modernas redes sociales para expresar su parecer. No serán los medios hegemónicos que ella critica pero quizás hoy día sean más eficaces a la luz de la modernidad y la cantidad de seguidores que ella tiene allí, una nada despreciable audiencia.

Llama la atención, primero, de este humilde cronista, que la ex presidenta hable de los «medios hegemónicos» y haya elegido las 13 la hora de envío de su primer tuit, la misma en que los editores de todos los grandes diarios de papel se reúnen para organizar la edición del día siguiente. Casualidad o no, los siguientes tuits fueron todos en catarata juntos 25 minutos después, como a la espera de la reacción del primero y como si ya estuvieran preparados, como la edición de un «medio hegemónico». Llamó la atención de quien esto escribe.

El segundo dato, no tan llamativo, es la insistencia en hablar de «lawfare», algo de lo que no se sabe bien de qué se trata. Si el llamado «lawfare» significa ley, como lo indica el traductor online de la empresa Google, hegemónica si las hay hoy en día, las mismas leyes prevén remedios y castigo para quienes las infringen. Si un juez fue injusto, allí la Constitución y el Código Penal tienen prevista una sanción. Si no, preguntarle a Juan José Galeano, el juez que estuvo a cargo de investigar el atentado contra el edificio sede de las dos instituciones emblemáticas de la comunidad judía, la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) y la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA).

Hasta ahora ninguna o casi ninguna objeción de la ex presidenta prosperó en los tribunales respecto de esta causa. Está en juicio en una situación jamás vista para la vida institucional argentina. Cristina Fernández fue dos veces presidenta, la enjuiciaron por presunta corrupción apenas terminado el segundo mandato que le permitía la ley, amén de otras causas iniciadas con ella en la Casa Rosada, y ahora deberá afrontar la inexorable continuidad de ese juicio aún habiendo sido electa vicepresidenta de la Nación para el período subsiguiente. Pero claro, le queda una chance pendiente en la Corte Suprema de Justicia de la Nación, tribunal político si los hay, que puede cambiar el norte al sur.

El obvio objetivo de la ex funcionaria que volverá a la función pública de un gobierno mayoritario tras dos años en el llano y dos como senadora por la provincia de Buenos Aires, su tierra de origen mas no de fama política, Santa Cruz, fue el de posicionarse ante la negativa del tribunal que la juzga a transmitir en directo por televisión su declaración indagatoria, su acto de defensa en el juicio que se inició, tras varias dilaciones, con ella como candidata y con ella ahora como electa futura vicepresidenta, cargo que asumirá la próxima semana.

Desde ese lugar, las críticas tuiteras a los jueces que la juzgan y que la investigaron tienen otra envergadura respecto de la posición a la que tendría como una ciudadana sin cargo electivo. Ella lo llama su «acto de defensa», como correctamente afirma por la indagatoria que no le dejaron difundir en vivo por TV, pero bien puede ser interpretado como presión por esos mismos magistrados que deberán definir si es culpable o inocente.

Como ocurre en todo tribunal colegiado, y para ello están y lo prevé la ley, hubo diferentes opiniones y es interesante leer la resolución firmada el viernes pasado. Permitan la traducción y los encomillados no reales de este cronista. Dos jueces dijeron: «Señora, lo que se televisaría o no en el juicio ya estaba dispuesto desde hace meses y Ud. no lo objetó». El tercer juez dijo, palabra más palabra menos: «El pueblo tiene derecho a saber de qué se trata, más aún tratándose de una ex presidenta y próxima vicepresidenta quien lo pide». Los tres tienen razón, como todo en la Justicia, pero como en toda democracia, la mayoría gana, en este caso dos a uno.

¿Qué pasó entre que el tribunal dispuso las reglas que la defensa de Cristina Fernández no objetó antes y lo que ahora ella alega con recepción en el tercer juez? Que ella todavía no era candidata a algo -se suponía que lo sería a presidenta- y ahora es vicepresidenta electa. Lo mismo que se ha dicho alguna que otra vez en estas páginas: acomodar la ley a como me convenga.

¿Cambia algo la transmisión en vivo por TV o no de la declaración indagatoria de Cristina a los efectos operativos o legales del juicio? No. ¿Cambia algo en la incidencia de la opinión pública y eventual repercusión en lo que en definitiva decidan los jueces al final de este juicio? Sí.

Por ello, el tardío pedido de la defensa de la ex presidenta suena más a jugada mediática, como los de los hegemónicos que ella critica o los de las redes sociales con millones de seguidores que ella usufructúa, que a la defensa de una garantía en juicio, la inédita situación en la que se encuentra una ex presidenta electa vicepresidente.

Y esto reafirma, a humilde entender de este escriba, que la inédita y complicada situación judicial de la ex presidenta y próxima vicepresidenta no era tan mínima como lo que se quiso o no quiso expresar desde su campaña electoral y desde el medio desde el que se la enfocara.

Lucio Fernández Moores

luciofmoores@hotmail.com