Cambalache: ¿el que no demanda es un gil?

Perdonemé, jubilado. Ya me va a tocar a mí. Pero si no nos reímos un poco… Sí, ya sé. Soy nada original. Lamento su apellido y las bromas consecuentes. Habrá pasado momentos divertidos también con esa nominación. No desespere. Hay buena gente en el fuero. Sí, ya sé que el tiempo no le sobra. Pero estamos todos igual. O lo estaremos cuando lleguemos a su edad y quizás dejemos de informar con tanta precisión pero nunca dejar de hacer estos chistes tontos. Usted dirá que soy un gil. Y tendrá toda la razón del mundo. Pero seré apenas uno más. Y si su apellido no es así y solo una sigla le pido disculpas. «Ganaremos Inexorablemente, Lucio» (GIL). Ah. OK. No dije nada.

Igual me quedan unas preguntas que supongo usted también se hará. ¿Por qué tuvimos que hacer juicio para que nuestra jubilación nos alcance o apenas sea un poco más digna si laburamos toda la vida? ¿Por qué apela el gobierno de turno y llegamos hasta la Corte? ¿Por qué el Estado me garantiza un abogado si me acusan de un delito y no uno para luchar por mi haber previsional? ¿Nació con esto la famosa industria del juicio? No se me enojen, abogados.