Guillermo Tell dice que lo suyo ya prescribió

Ya se sabe. Justicia lenta no es justicia. Pero lo de Guillermo Tell es inconcebible. ¿Todavía en juicio por un presunto delito ocurrido en el siglo XIV? Así parece ser. Tramita en el fuero de Menores porque hay que recordar la historia: lo acusan del intento de homicidio de su hijo, al que le habían puesto una manzana en la cabeza y él tenía que embocarle con su flecha a la fruta. El «otro» de la carátula es justamente su hijo, acusado de instigador. Dijeron que ellos quisieron hacer una «jodita» para hacer conocido a Tell y convertirlo así en una leyenda de la independencia suiza. Pero en realidad nunca fue a juicio el verdadero autor de todo el menjunje. Ese es Hermann Gessler, el gobernador de Altdorf. La realidad dice que Tell estaba hablando por su celular con la otra leyenda deportiva suiza, Roger Federer, y olvidó hacer la reverencia al sombrero que simbolizaba a la Casa de Habsburgo en la plaza principal del pueblo. Gessler lo obligó a la criminal proeza deportiva para expiar su culpa. El resto es conocido. Pero el caso aún sigue impune.