Los tres jueces esperan una definición del tribunal pero ya acechan sus reemplazos.
Casi todos los que seguimos el caso lo recitamos como si de una mítica delantera goleadora futbolística se tratara: Bruglia, Bertuzzi y Castelli. Bien podrían ser de Boca en la década del 40. Algunos lo abreviaron en una BBC, como la British Broadcasting Corporation (BBC). Pero hoy quiero hacerlo al revés. CBB. Y además corresponde por el orden de importancia. Germán Castelli es el que estaba pronto a juzgar a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner cuando fue corrido del cargo por el Gobierno. Esta semana lo entrevisté en Radio Cultura y habló sobre las carencias de su tribunal y su amparo sin resolver. Pablo Bertuzzi es quien encabeza -suponemos que por una cuestión alfabética- la carátula del otro amparo promovido, al igual que el de Castelli, para seguir en su cargo. Y Leopoldo Bruglia es quien sucede a Bertuzzi en ese orden de prelación en este último expediente. Sí, se trata de los archiconocidos tres jueces trasladados de lugar por el gobierno de Mauricio Macri y protagonistas ahora del entuerto en el que se encuentra la Corte Suprema de Justicia de la Nación a partir de sus desplazamientos hace casi un mes y medio por parte del gobierno de Alberto Fernández y lo que ya había dicho el tribunal sobre el tema.
Hablando de nombres y formaciones de fútbol recuerdo cuando para romper el hielo -literal, ocurría una gélida mañana lluviosa en Río Gallegos- le pregunté a Néstor Kirchner si se acordaba cómo formaba la delantera de Racing, el club de sus amores, cuando él empezó a usar la misma campera que en ese momento tenía puesta como cábala electoral. Eran las presidenciales de 2007 y ganaría su esposa, la luego presidenta y ahora vicepresidenta. El usaba esa prenda desde 1987, cuando ganó su primera elección en el pago chico santacruceño para acceder a la jefatura de la municipalidad de la ciudad en cuyas calles hablábamos. Kirchner dudó un instante por la inesperada pregunta a la salida de su casa y ante la prensa a las 8 o 9 de la mañana, no me acuerdo exacto. Me tiró unos nombres que apenas alcancé a garabatear en el bloc bajo la lluvia y el viento. Conclusión al consultar más tarde a veterano colega de la sección Deportes del diario Clarín, donde en ese entonces trabajaba: mitad verdad, mitad mentira. O falta de memoria.
No tenía confianza con Kirchner porque nunca había estado a solas con él más que para una pregunta casual el día previo a esa elección, en medio de un acto público o compartir un viaje en avión en el Tango 01 u otro en el pequeño Tango 10 con otros colegas. Valga ahora el recuerdo al cumplirse diez años de su muerte. La broma sobre la formación de Racing -estrategia berreta- dio pie para preguntar cosas «serias» e intentar sacar alguna declaración jugosa el día de la elección en la cuadra y media que separaba su casa del colegio donde votaría. No hubo primicia ni nada que se le parezca. Pero puse a prueba la memoria y la afición futbolística del entonces Presidente en ejercicio, ja.
La indefinición de la Corte
En una situación parecida parece encontrarse el gobierno de Alberto Fernández sobre la situación de la Corte en torno a CBB. Hay que sonsacar algo, pero acá no hay prenda. O si la hay no es muy confiable. Porque en la Corte misma las cosas no parecen estar del todo seguras. Desde grandes y no tan grandes medios se aseguró que la semana pasada habría una definición y no la hubo. Algo parecido a cuando se decidía si se abría o no el per saltum. Los supremos parecen tirarse mensajes a través de los medios y hay que decodificar porque en uno dicen que fue A quien afirmó tal cosa en las reuniones entre ellos y en otro dicen que fue B quien dijo lo mismo. Pasó casi un mes del planteo urgente de un amparo -dos en rigor- al que se le acepta un recurso excepcionalísimo (salto de instancia o el más popular per saltum) pero no hay respuesta. Y lo peor es que no hay plazos, aunque se trate de un amparo. Así lo dice la ley 26.790.
En algún editorial de este fin de semana leí dos cosas que habíamos señalado en este espacio varios días atrás. Una es la relación de la definición del caso CBB con el concurso 412 del Consejo de la Magistratura de la Nación para ocupar dos vacantes en la Cámara Federal penal porteña, el tribunal que integraban como «trasladados» Bruglia y Bertuzzi y del que fueron desplazados por el Gobierno en una decisión que se supone no firme por el per saltum aceptado a tratar por la Corte. Se trata del tribunal por donde básicamente pasan los casos que interesan al poder. La otra es la posibilidad de que los jueces sean recusados por la ex presidenta si es que continúan en sus puestos, más puntualmente Castelli y por alguna palabra de más no solo en sus declaraciones públicas sino también en los escritos de sus demandas. Es una jugada obvia y medio servida en bandeja.
La Cámara Federal de Comodoro Py tiene seis sillones pero solo dos ocupantes hoy día. Mariano Llorens en la sala I y Martín Irurzun en la sala II. Ante la ausencia de BB ya tuvieron que acudir en algunos pocos casos a un tercer juez por sorteo del fuero Penal Económico y por algún caso en el que estuvieran recusados o excusados. Para el resto, es decir la normalidad, vienen trabajando en tandem para cubrirse mutuamente ante la precariedad. Irurzun, presidente del tribunal, se había opuesto al desembarco de Bruglia y Bertuzzi vía traslado y sin acuerdo específico del Senado para el nuevo puesto. Ah, cuando vota solo uno es porque la ley 27384 así lo permite para casos de competencia o recusaciones. Digo por pavadas que se dijeron a raíz del pase de la causa de espionaje de Lomas de Zamora a Comodoro Py resuelto la semana pasada por Llorens.
El concurso 412 y el orden de mérito
El concurso 412 ya tiene nombres pero no orden de mérito definitivo en base a la estratégica y arbitraria entrevista personal ya realizada pero aún sin puntuar. Esa tarea está a cargo de la presidenta de la comisión de Selección, la diputada Graciela Camaño -de la pata massista de la coalición de gobierno- y el representante de los académicos en el Consejo, Diego Molea, de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora y a quien se le atribuyó, quizás por propias señales, simpatía primero por el macrismo, cuando se postulaba para el puesto, y luego por el kirchnerismo.
Fuentes del Consejo recordaron que el concurso está frenado a la espera de lo que ocurra en la Corte con el dúo de la be larga, BB. Si son desplazados podría utilizarse este mismo concurso 412 para meter cuatro camaristas de una sola vez y no dos, como lo era originalmente. Ahí puede cambiar el orden y tomar valor quienes quedaron en un lugar expectante en el examen escrito. Los voceros informales de la Corte hablan como posible solución la de dejar a Bertuzzi y Bruglia en sus puestos hasta su cobertura por concurso. ¿Qué concurso? ¿El 412 o uno nuevo? Incluso puede darse el caso de que el Senado -también expectante de lo que ocurre en Tribunales- decida incluir en los traslados mal hechos el de Eduardo Farah y que este deba retornar al puesto que dejó en Comodoro Py en medio de sospechas por el fallo que permitió la liberación del empresario Cristóbal López.
Hay otro dato quizás intencionadamente mal explicado en los medios y atribuible a voces interesadas en ello. Si el argumento para no avalar sin más los traslados de BB a Comodoro Py es que esto abriría el grifo a que el Gobierno disponga otras 220 movidas de jueces amigos de un lugar a otro pues esto es distinto ahora a partir del nuevo reglamento vigente en el Consejo de la Magistratura: ya no se puede hacer por mayoría simple sino con el voto de 2/3 de los consejeros presentes, la misma mayoría calificada exigida en el Senado para dar el acuerdo a los magistrados.
El orden provisorio del concurso 412, en base a los antecedentes de los postulantes y sus exámenes escritos, tiene en primer y cuarto lugar a los jueces en lo Penal Económico Diego Amarante y Pablo Yadarola, quien la semana pasada ordenó el procedimiento en la City porteña en medio de la escalada del precio del dólar blue que incluyó la detención de un presunto narcotraficante peruano llamado Carlos Sein Atachahua Espinoza. En el segundo y tercer puesto están el fugaz conjuez de la Cámara Federal de Casación Penal Roberto Boico, ex abogado de Cristina Fernández de Kirchner, y el juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, quien la semana pasada amplió los procesamientos del fiscal Carlos Stornelli y el periodista Daniel Santoro en la causa por espionaje que tiene preso al falso abogado Marcelo D’Alessio. Pero detrás tallan otros nombres.